Isaiah Berlin, ¿Existe aún la teoría política?

Hola. Con esta entrada quiero dar inicio a una serie de observaciones y reflexiones sobre la justicia, un término que para muchos es fundamental en política, quizá porque sirve tanto para reclamar como para justificarse, o tal vez porque evoca la idea del mérito o del derecho. Como introducción al tema presentaré un texto de Isaiah Berlin, uno de los filósofos liberales más influyentes del siglo pasado. Su crítica sobre el arribo de los teóricos de la justicia me parece ineludible, pues revela muchos de los problemas e implicaciones de sus propuestas.

1. ¿Para qué sirve la política? ¿Cuál es su finalidad?

El debate contemporáneo sobre la justicia y la política tiene su origen en Justicia como equidad, ensayo escrito en 1957 por el filósofo estadounidense John Rawls, pero que fue publicado en 1958 por la revista Philosophical Review. La idea básica de Rawls era proponer una fórmula para constituir un orden institucional justo, que se apegara a una serie de principios morales plenamente justificados. Sin embargo el dispositivo para justificar tales principios – un dispositivo contractualista -, no fue conocido sino hasta 1971, cuando Rawls publicó Una teoría de la justicia. Podrán leer sobre este tema en la siguiente entrada de mi blog, dedicada precisamente a Rawls y su teoría de la justicia.

Pero volviendo al tema, de la obra de Rawls se dice que vino a revitalizar la filosofía política, pues generó muchos debates sobre la finalidad  y la racionalidad de nuestras acciones individuales y colectivas. Uno de ellos planteaba que si el propósito de hacer justicia se tomaba como un fin autorizado, en razón de su relativo consenso (en Estados Unidos), entonces podíamos dejar de hablar de filosofía política para comenzar a hablar de ciencia: una Ciencia Política orientada al desarrollo de los mejores procedimientos para hacer justicia (como se piensa ahora al derecho), tal como la ciencia médica se propone encontrar las mejores prácticas para una vida en salud.

En 1961, bajo el título de ¿Existe aún la teoría política?, Isaiah Berlin publicó una crítica a Rawls y a sus seguidores. Su primera observación fue que hablaban de la justicia como un fin social dado, como un valor universalmente aceptado, y no como un asunto en permanente discusión. Tomaban la justicia como un imperativo moral, y sobre esta base discutían qué principios de justicia y qué procedimientos de justicia podían calificarse como universalmente deseables y mejores.

Berlin estaba en desacuerdo con esta forma de pensar, pues consideraba que desde siempre han existido controversias por los múltiples fines que todos nos damos, especialmente si chocan con los fines de otras personas. Desde su punto de vista, la filosofía política existe porque trata de estas controversias, y basta con mirar cualquier libro de historia para saber que se nos va la vida en ello.

Si en verdad todo pensamiento político supone algún propósito, para entenderlo es necesario hallar primero tal propósito, y luego averiguar las circunstancias en que se formó. Esto es así porque los fines de todo pensamiento político suelen plantearse como respuestas a una determinada problemática. De acuerdo con Berlin, el pensamiento político parte de una imagen del mundo y la experiencia humana, que a un mismo tiempo plantea inquietudes, preocupaciones, necesidades o intereses como ejes de acción política, a la luz de un paradigma social histórico. A todas estas concepciones las conocemos como ideologías.

2. ¿Puede la Ciencia Política trascender ideologías?

El objeto de estudio de la Ciencia Política, la acción política, suele estar siempre presente en las muchas interpretaciones filosóficas y morales sobre los fines de la política, sus posibilidades y sus limitaciones.  De ahí que las primeras aproximaciones al fenómeno de lo político tengan que ser hermenéuticas, buscando el sentido de los juicios normativos de filósofos y políticos, a menudo presentados como construcciones teóricas, como juicios deducidos de una realidad inmutable, o como verdades reveladas directamente por lo divino.

Todas estas afirmaciones y/o suposiciones constituyen paradigmas teóricos. En opinión de Isaiah Berlin, tales paradigmas contienen por lo general una antropología (una interpretación del ser humano), una ética (un conjunto de proposiciones sobre lo bueno y lo deseable), una epistemología (un criterio para establecer las necesidades, intereses o deberes humanos), y una especie de doctrina o programa político. Los hay de naturaleza mística o religiosa, lógica, mecanicista, organicista, etc.

Lo importante en cualquier caso es no perder nunca de vista que estas filosofías o teorías constituyen esquemas que representan y explican realidades humanas. Su validez es histórica, y por lo tanto, pasajera. Sin embargo estas herramientas, inacabadas y perfectibles, son visitadas constantemente en busca de conceptos y categorías, a partir de los cuales se crean nuevos modelos teóricos susceptibles de comprobación empírica. Por esta vía vamos logrando interpretaciones más adecuadas de nuestra realidad social. Tal es el propósito de la objetividad en la ciencia. Y en palabras de Berlin

La teoría política, sus hipótesis y razonamientos causales o funcionales que tienen por objeto explicar lo que ocurre, bien pueden ser una serie de indagaciones empíricas progresivas, capaces de despegarse de sus fundamentos originales (ideológicos, metafísicos), a fin de que sus conocimientos puedan conservarse y adaptarse a los cambios en el clima intelectual.

Como dije anteriormente en otra entrada del blog, el único modo que se me ocurre de definir a la política desde un punto de vista teleológico – por los fines que persigue –, es en razón de su búsqueda de un orden mínimo. Tomando en cuenta lo anterior, y suponiendo que toda interacción humana produce regularidades susceptibles de ser analizadas a través de modelos y fórmulas metodológicas, la acción política puede ser considerada legítimamente el objeto de estudio de una Ciencia Política. Cosa distinta de lo que sucede con las indagaciones filosóficas, que no tienen que ver con hechos, sino con maneras de entenderlos.

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Bibliografía

Berlin, Isaiah. ¿Existe aún la teoría política?, en Conceptos y categorías, FCE, México, 1998.